domingo, 26 de junio de 2011

Islas y Tormentas

De la tendencia que tenemos a dividirnos por clases tengo pensamientos que burbujean cuando no presto atención; y ya son lo considerablemente insistentes como para plasmarlos en definitivo.

Como muchos de mis pensamientos, estos se originan en mediciones inconclusas de proporciones mentales y físicas de mujeres que conoceré en el futuro.

"A mi me gustan las flacas". "A mi las negras". "A mi las catiras". "A mi las de ojos azules". "A mi las de bajo tono de voz". "A mi las que saben bailar". "A mi las agraciadas". "A mi las que no toleran a Paulo Coelho". "A mi las que escuchan Aerosmith". "A mi las que escuchan Jorge Drexler". "A mi las que escuchan The Strokes". "A mi las que escuchan the xx". "A mi las que escuchan Shakira". "A mi las que escuchan La Mega". "A mi las que saben reir". "A mi las que saben cosas que los demás no". "A mi las que tienen un buen trabajo cultural". "A mi las que ganan bien en su trabajo". "A mi las que saben gastar su dinero". "A mi las que no se dejan invitar". "A mi las que fuman". "A mi las que no".

Y cuando alguien introduce la frase conflictiva, casi siempre producto de una herida provocada por una falsa segregación, pienso: todos vivimos en una parte de este mundo de la cual no nos podemos desprender; todos tomamos decisiones específicas; todos nos encontramos o separamos gracias a pensamientos extremadamente pequeños, de ducha o de autobús; y en casos, que no sé si son muchos o pocos, tenemos gustos bien establecidos.

Debe ser una mezcla de prejuicios y exclusiones luchando persistentemente contra las dormidas inclusiones y sus gustos personales.

Pues para calmar ansias imagino una gigantesca esfera compuesta de colores, donde todos vivimos en su superficie imitando su colorido, haciéndolo representativo de nuestras características y cualidades, donde el punto de acuerdo entre dos personas reposa en el reconocimiento de los contrastes que las diferencian y en el regocijo de bienestar que llega después de una cierta búsqueda diciendo: "un placer haberte conocido, pero creo que estoy buscando acuarela".

La primera vez que imaginé algo para modelar un sitio así pensé en un cuadrado, parecido a una pista de baile de una disco de los 60's.
El problema con esa idea era que estaban excesivamente definidas cada una de sus partes, cuando la idea genuina partía en tratar de volver la verticalidad de nuestra sociedad en horizontalidad, combatiendo la errada asociación del desconocimiento al rechazo.
En ese cuadrado alguien llegaría a darle excesiva importancia al centro o a las esquinas.
Era muy poco uniforme.

Así, hoy bañándome se me ocurrió una esfera. La superficie de una esfera.

Sin arriba, sin abajo, ni norte ni sur. Donde,

El azul representa calma y el negro aventura. El rojo representa diversión y el amarillo respirar. El morado representa la aceptación y el verde la soledad. El marrón representa el orgullo y el blanco la sensación de inseguridad.




Y así, modelado el espacio donde me siento cómodo resumo mi búsqueda a puntos mucho más sencillos, esperando que algún día algo así me haga entender que buscar es quizás más emocionante que encontrar.