sábado, 6 de febrero de 2010

Camino a Casa

Metro a las 10:00pm,
pasos apresurados y
muslos tensos,
ni un segundo descanzo
al caminar, subir o bajar
inclusive cuando estoy quieto.

La pared se acomoda a mi pie y
mi cuello gira,
mi mente activa busca,
más alta, más salida,
más fuerte en su mente
una mirada fría.

Llevo días en esto
y el karma no fermenta,
del dibujo de una mujer
aparecen cuatro huellas
que me saludan
entre cariño, sorpresa
fue alquimia.

El vagón llega con brisa
fresca, artificial
las palabras se van,
del titubeo en las azas
de cuero caigo
de nuevo.

Recuerdo mi confusión,
cariño y manos hermanas
desplazaban las duras
en suaves gritos,
quería gatear,
traicionar, romper
lo premeditado.

Excito.

Una casa loca, dos casas locas,
cazo la tercera entre calles locas
y retorcidas, volteo de nuevo
y de nuevo, resbala helado
por mi espalda
sol caliente, no deja sombras
no regreso a mi casa.

Hoy la esperanza cuelga
de los días en que ella vivió,
porque me enamoro de lo cotidiano
y reconozco algunos arranques
como normales, no en vano.

Abro la puerta,
dormí un rato
en la camioneta,
era un gato
un espía
un silbido
uñas en la pizarra
o brisa marina.

En mi cama
todo es distinto,
el techo me calma
a saborear
lo incompleto,
ese fracaso
es el definitivo.
Todo sigue abierto.

Nacho.

2 comentarios:

  1. Por algún motivo leí la entrada al contrario, y me pareció interesante, aunque un poco curioso empezar con Nacho.

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  2. Pffff,
    me gustó más leerla al contrario.

    Me pregunto si al leerla al contrario salgo un poco de mi mente y entro en otra.
    Me pregunto si nada más tú por proponer eso tomas derechos en esta publicación.

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