Hace ya dos días recibí una llamada fenomenal que marcará al día 999 universitario como uno excesivamente significativo, luminoso, originador, pieza clave y brillante en la secuela de mis estudios, incomparable! En una forma.
Esa noche, simplemente dormí...
Y aquí no dice cómo me siento. Not even close.
Y ahora todo apesta. ¿Venezuela tendrá un evento histórico que pueda ser comparado con nuestra Independencia? No lo sé. Pero ya todo parece secundario, flexible. Y no quiero. Sólo los pensamientos referentes a esa voz telefónica son los que tienen el consentimiento de mi agrado. Y no quiero.
Y lo logro, porque en el día 1000 me emocioné en otras circunstancias. Compartiendo con ellos y compartiendo tocamos tantos temas y opiniones. Ensobriamos a una niña con sólo quejarnos de fallidas relaciones. Recordé que en una persona hay cosas que quiero con locura y otras que no tolero ni pensarlas. Estaba en un juego de video donde podía caminar por el campus, cumplir misiones, pasar por la caminería y notar que aún habían cosas imbéciles de por si, que no necesitan ser opacadas, ellas solitas apestan.
Me gustó la celebración del día con grama en mis pantalones, y la casa lejana llena de gente ahí, de las cuales algunas conozco, que en mi mundo eran más que suficientes para caminar sin sentido por el centro de la pista, pensando en que alguien diría: "tonto que deambula solo". Y solo no estaba. Estaba muy poco solo. Nada solo.Del siguiente día destaca la soledad, que hace relucir nuevamente las desorganizaciones de mi cerebro, que me llevan a la pereza, a un día más de deshilachamiento de ideas perdidas en el lago de mi subconsciente, hasta que alguien las despierte. Hasta que decida ya no más.
Un pequeño desastre, pero ya no es por novato.
No cabe. Y no sé cómo.
Successfully yours,
Nano.
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