Qué fidelidad la asociada a mantener un espacio cibernético como este activo. O constancia evolucionada e interrumpida. Porque la primera entrada que fue publicada en 2009, a pesar de haber sido escrita por una persona muy distinta, tiene los destellos de los mismos dedos que hoy teclean.
Para dejar en claro, hoy es Martes 16 de Octubre de 2012 y yo me encuentro a seis minutos de retraso de mi cita con mi densa rutina. Gracias, gracias que tengo como romperla, como rompiéndola cuando me da la gana. Están todos invitados a la fiesta.
Ya dije que los días están todos pegados y que las semanas pasan y yo no las cuento. Vivo en el aspirar de poder hacer banalidades pero cuando algo de tiempo llega para ellas pues decido no hacerlas y en vez me dejo influenciar por la invitación de ir afuera y respirar algo de aire, algunas veces mía otras no.
El pueblo es bonito y limpio, aunque no se compara a París. Y la gente es agradable, aunque no se compara a la de París. Y para ser algo justo, debo decir que no conozco a toda la gente de aquí, ni a toda la de París. Pero igual, quisiera quizás estar viviendo ahora en París. Quisiera, y ya. Por una niña bonita quizás. Una por los momentos.
Ya no bailo en público, ni duermo hasta tarde. Me cocino para mi y prefiero fregar a usar el lava platos. Mi iPod encendido se ha vuelto un placer supremo y un buen amigo hasta el punto de lo extraordinario, y mi computadora se ha extendido. Me encuentro aún mentalmente activo. Gracias.
Pero no soy el mismo. No señor. En estos años he cambiado. Pero puedo decir con gusto. Nano, aquí estamos.
Pa' lante hermano!
No hay comentarios:
Publicar un comentario