domingo, 29 de agosto de 2010

Por solo me pasa.

Estoy bajo la influencia de 5 cervezas y un mojito. Finalmente empiezo a sentir.


Acabo de comentar la siguiente situación:


“Es increíble tener la oportunidad de querer tanto a alguien y estar envuelto en un problema hasta llegar al límite de tener que resolverlo para poder seguir viviendo.


Estás tan introducido dentro de él, tan nublada está tu vista que cada microsegundo es invertido en la solución de este problema arrebatador de oxígeno y libertad.


Entonces, rodeado, vendado, llegas a un sitio donde no puedes tolerarlo más. Donde te detienes porque el próximo paso será la equivalencia a la explosión infinita de tu ser en los insultos más rebuscados para atrapar la esencia más destructiva, más punzante.


Te sientas en un campo, en grama, en unas gradas, en la arena, en el patio, en un columpio, en una silla, en el patio de atrás, fuera del cuarto, de la cocina, en el murito, en la colina, en la ventana, en la puerta, en los bordes de la cordura, en un banquito de La Punta y gritas: “Tengo 20 años y a la vez la preocupaciones de alguien de 45”.”


Dichosos aquellos que contamos con tal memoria, que fuimos expuestos a tal límite y conocemos de ello a tal punto que podemos sentirlo. Y sentirlo en los recuerdos. Y llorarlo.


Malditos nosotros que necesitamos de 5 cervezas y un mojito para poder darnos cuenta de lo valioso de lo vivido, de cuánto extrañamos y de lo solos que estamos.


Estoy dispuesto a renunciar a mis estúpidos prejuicios. Les miento, mas les digo.


Dos cervezas más y vomito.


Y mi primo, de patán, la persona que en este momento más aprecio, tiene entre sus pies los pies de una gordita, nada atractiva, que nada me atrae, que nada me atrae, para nada, pero es compañía. No la tengo, la compañía. Sólo una sexta cerveza.


...Cuánto extraño la ceguera, cuánto extraño lo que la gente quiere no extrañar.


Este ambiente todo wasted ayuda, pero no lo suficiente porque no hay con quien compartirlo... Y caminando por esa calle pensé: “El cigarro sabe igual de mierda aquí que allá, no me gusta. Entonces, ¿qué carrizo me mantendría aquí? Tonta seguridad que no le das razón a mi vida. Sólo un primo que sin saber llenar expectativas me entretiene al tener la capacidad de probar límites de manera consciente, aunque definitivamente tendría que aprender a saber cuando parar. Nueva York, diferent city... Same shit.


Gracias, gracias.

Sólo quedan 3 días para seguir en el mismo vórtice. Tres días para poder vomitar en otra parte del mundo. Tres días siendo incompleto aquí. Ya será allá... “Paciencia Nano”, no?


Familia, amigos, los quiero. Pero sin mi niña...

No hay comentarios:

Publicar un comentario