- Cambió el azúcar del café por sal
- Escondió todos los rollos de papel higiénico de la casa
- Mojó el asiento del inodoro de nuestros padres con agua
- Mezcló agua con colorante amarillo y con mi consentimiento y aliento la vertió en el pasillo, entre la puerta de nuestros padres y la de nuestro cuarto, simulando orine
- Escondió las cholas de nuestros padres en el cuarto de Michelle
Aquí voy en la búsqueda de correctas razones (no las que me impulsaron a crear este blog), exploración y explotación de potencial, identidad: definición de las importantes diferencias entre los verbos "ser" y "estar". Algunas veces soy un poco desorganizado...
martes, 28 de diciembre de 2010
¡Feliz Día de Los Santos Inocentes!
domingo, 26 de diciembre de 2010
Será que lo espontáneo...
sábado, 6 de noviembre de 2010
Nano, ¿qué tal el viaje? En serio, ¿qué tal?
Nano, qué tal el viaje. from Bernardo Abrams on Vimeo.
sábado, 25 de septiembre de 2010
Nano, ¿qué tal el viaje?
sábado, 18 de septiembre de 2010
Ya es hora de ser hombrecito
domingo, 29 de agosto de 2010
Por solo me pasa.
Estoy bajo la influencia de 5 cervezas y un mojito. Finalmente empiezo a sentir.
Acabo de comentar la siguiente situación:
“Es increíble tener la oportunidad de querer tanto a alguien y estar envuelto en un problema hasta llegar al límite de tener que resolverlo para poder seguir viviendo.
Estás tan introducido dentro de él, tan nublada está tu vista que cada microsegundo es invertido en la solución de este problema arrebatador de oxígeno y libertad.
Entonces, rodeado, vendado, llegas a un sitio donde no puedes tolerarlo más. Donde te detienes porque el próximo paso será la equivalencia a la explosión infinita de tu ser en los insultos más rebuscados para atrapar la esencia más destructiva, más punzante.
Te sientas en un campo, en grama, en unas gradas, en la arena, en el patio, en un columpio, en una silla, en el patio de atrás, fuera del cuarto, de la cocina, en el murito, en la colina, en la ventana, en la puerta, en los bordes de la cordura, en un banquito de La Punta y gritas: “Tengo 20 años y a la vez la preocupaciones de alguien de 45”.”
Dichosos aquellos que contamos con tal memoria, que fuimos expuestos a tal límite y conocemos de ello a tal punto que podemos sentirlo. Y sentirlo en los recuerdos. Y llorarlo.
Malditos nosotros que necesitamos de 5 cervezas y un mojito para poder darnos cuenta de lo valioso de lo vivido, de cuánto extrañamos y de lo solos que estamos.
Estoy dispuesto a renunciar a mis estúpidos prejuicios. Les miento, mas les digo.
Dos cervezas más y vomito.
Y mi primo, de patán, la persona que en este momento más aprecio, tiene entre sus pies los pies de una gordita, nada atractiva, que nada me atrae, que nada me atrae, para nada, pero es compañía. No la tengo, la compañía. Sólo una sexta cerveza.
...Cuánto extraño la ceguera, cuánto extraño lo que la gente quiere no extrañar.
Este ambiente todo wasted ayuda, pero no lo suficiente porque no hay con quien compartirlo... Y caminando por esa calle pensé: “El cigarro sabe igual de mierda aquí que allá, no me gusta. Entonces, ¿qué carrizo me mantendría aquí? Tonta seguridad que no le das razón a mi vida. Sólo un primo que sin saber llenar expectativas me entretiene al tener la capacidad de probar límites de manera consciente, aunque definitivamente tendría que aprender a saber cuando parar. Nueva York, diferent city... Same shit.”
Gracias, gracias.
Sólo quedan 3 días para seguir en el mismo vórtice. Tres días para poder vomitar en otra parte del mundo. Tres días siendo incompleto aquí. Ya será allá... “Paciencia Nano”, no?
Familia, amigos, los quiero. Pero sin mi niña...
miércoles, 11 de agosto de 2010
Aclaratoria
¡Guerra de Blogs!
domingo, 8 de agosto de 2010
Vivo
viernes, 30 de julio de 2010
martes, 27 de julio de 2010
Extraño a Edu.
jueves, 22 de julio de 2010
El mundo de las ventas es duro

miércoles, 21 de julio de 2010
Forastero

jueves, 15 de julio de 2010
¿Pero, qué es lo que quiero?
Tengo que definir lo que yo quiero.
Quiero tener una mujer con la que pueda disfrutar de mi vida.
La veo construida en los fines de semana, en las buenas relaciones que tengo con mi familia y las cosas que se me ocurren. Además cuando estoy cómodo soy sonriente y hablo demás. Hago reír también. Joussie, Jessika y Jetssel lo pueden confirmar.
El cariño intenso que tengo por mi familia, cada uno de ellos, hace que mi vida brille como los colores que atrapan las cámaras al tomar fotografías ambientadas en Bahía. Hay contrastes, conflictos, opiniones, sencillez y cotidianidad. Mis tías conversan con mi mamá sobre cómo la literatura puede renegar libros por ser éstos "Best Sellers". La playita, mojándome los shorts en esa agua tan cochina, en la que floto ligero.
Cuando tengo hambre opto por acercarme al Snack a comerme la que solía ser una buena hamburguesa. Sentarme solo en esas sillas de madera, con los lentes de sol, mientras los de mi edad, desconocidos por preferencia, me miran a lo lejos y piensan algo burlesco; algunos lo comentan, otros han aprendido.
Puedo ver la churuata de La Punta en plena noche con la miniteca sonando a todo dar. La pista vacía a excepción de dos pares de siluetas caminando, abrazados de frente, en compás. Es Joussie y su novio, y la otra no la conozco. Suena uno de esos merengues actuales que incitan a bailar con fuerza, de esos que en una conversación a la altura son catalogados como mala música.
Me gusta estar sólo con una niña ahí. Sentado en la mesita junto a la piscina que le da de beber a los murciélagos, ofreciéndole una cerveza porque compraré una para mi. Dármela del grande, del bailarín, del que sabe caminar.
La noche arropa, la puedo saborear. Estoy respirando su aire, clorificado.
Al día siguiente, bajando al mediodía, lo primero por hacer es saludar a todos los adultos con la cara inchada. Recibir sus sonrisas inquisitivas pero amables de ¿a qué hora llegaste anoche? Pasará media hora para que mi papá o mi tío Pablo o Pedro me ofrezca una cerveza, la cual aceptaré o no. Una azulita.
Los dos últimos se van a jugar raquetas. Yo me quito la camisa para evitar un bronceado indeseado, y mi mamá desde cualquier distancia me recordará colocarme el protector. Descalzo ahora camino hasta la orilla de olas milimétricas. El agua fría toca mis dedos que se engurruñan para recordar en ellos la sensación de esa arena, que parece tierra, en la que me he criado toda la vida.
Recuerdo una vez que decidí jugar a la Ere con los niños. Corría por todos lados, ellos reían con toda fuerza. Aminoraba el paso persiguiendo a Katherine mas corriendo a todo dar no alcanzaba a Pablito. Eduardo y Michelle reían más de lo que corrían, los quiero. Los quiero a ellos y los extraño, como extraño el saltar las tumbonas para ver si así realmente los atrapo. Tantos niños y yo con 9 años de diferencia persiguiéndolos para ser más niño como ellos, para reír como ellos y perder.
En los cumpleaños nos ubicamos en el mismo rincón donde se arman esas conversaciones custodiadas por periódicos del Meridiano en las sillas, koalas guindados en los tubos de los toldos, y cavas azules en el suelo; sólo que en estas ocasiones las celebraciones son nocturnas.
Hay un bombillo atornillado a un sócate conectado a un cable de terrible aislamiento que pretende estar enterrado en la arena para alcanzar el enchufe que se encuentra en la cocina del Snack.
Hay una mesa blanca y redonda llena hasta las metras de todo tipo de pasapalos salados. Sólo se vislumbra un plato lleno de caramelos y chupetas, el resto consiste en antipasto, pan, sanduchitos, pastelitos, salsas de ajo, de berenjena y queso parmesano, de atún. Y claro, el refresco, mucho refresco para servir en vasos de blanco plástico, enanos.
En algún momento las señoras en unanimidad decidirán hacer sesiones fotográficas con singulares que incluyen todas las posibles combinaciones de todos los presentes. La foto de los cinco, las fotos de las mujeres hacia delante, hacia atrás, sentadas, en pirámide, en pose, en poses, en línea, zigzag; la foto de los hombres, sentados porque no se animan a pararse, excepto para las muy esperadas fotos grupales donde cada quien pone su cara y se mete como puede en el lente de la cámara, pero eso sí, todos con una increíble sonrisa imposible de ocultar, que se escapa espontánea entre los pisotones amistosos. Es mágico.
Las voces suenan como cantos, o bulla, y hay música de fondo. Tío Pablo es el DJ.
Hay consejos, llamados, favores, comentarios individuales, anunciamientos familiares, chistes familiares. Los niños andan en cambote ingresando y saliendo de escena en distintos momentos de la noche, aunque cuando no están, están muy cerca. Lo veo con los ojos abiertos.
En épocas más concurridas todo es más complejo porque mi chévere familia ha decidido conocer mucha gente. No. Mi hermosa familia conoce demasiada gente en el Club simplemente por quienes somos. Yo no conozco tantos, pero los trato.
Soy educado y de buen semblante. De buena tez y voz aguda. Me se parar derecho y soy controlado. Creo pensar un poco más que los demás, mas no necesariamente en cosas más interesantes. Siento que hablo mucho de mi, pero me sé controlar, sé recibir señales.
Y lo que quiero es compartir este pedazo de vida con alguien que encaje, con alguien que entienda, valore y aproveche lo que mis días ofrecen. Ella que sea lo suficientemente paciente para entender que el inicio será lento no por propuesta sino por descarte, y pueda ver a través del tiempo las posibilidades que se le avecinan al aceptar estar conmigo. Tiene que ser alguien que yo le guste, no me sé vender. En persona soy erguido hasta en la actitud, y toma tiempo conocerme. Lo toma, y me gusta que sea así.
De mis amigos, la universidad, Evelio y Débora, hemos creado muchas vivencias, ellos más que yo. Y la mente se me apaga de saber que me pierdo muchas cosas en estos momentos, en los que podríamos mejorar nuestras relaciones, hacerlas más sublimes. Pero ustedes señor y señorita, son otra parte de mi vida de la que tendría la dicha de compartir con plena libertad, porque son como son, ustedes, tan chéveres. Es que todo sería tan interesante. Tanto.
Hoy llegué a la conclusión de que no creo en el salir a buscar una pareja. Creo en la espontaneidad, nuevamente.
martes, 13 de julio de 2010
Sgt. Mac's Lonely Hearts Club Band With A Little Help From The Snake


domingo, 11 de julio de 2010
Luces sobre el potencial
jueves, 1 de julio de 2010
en Estreñimiento
No puedo ni escribir bien
del malestar. Es como
sueño. Estar lleno.
Alieno, pensando en lo
escrito, sé que desde siempre he
condenado la desapreciación
de lo hermoso, mientras
me desboco hacia lo
incorrecto.
De blanco y negro,
comenté.
Pero hablar de grises es
muy complicado. Explícale
a alguien cuál es el gris
que quieres. Con palabras,
frases completas.
Mas bien uno le apuesta
a ver el gris por ahí,
porque realmente no sabes
cuál quieres, y cuando
pasa cualquiera frente
a ti, lo señalas por sus
destellos o lo opaco o lo
que sea.
Después nos preguntamos
por qué no resultó, por
qué tantos conflictos.
Recurrimos a frases
populares, a todos nos
pasa, nos regordeamos
para falsa esperanza.
Simplemente son pocos
los que se sientan y
piensan, ¿a quién yo
quiero como pareja? ¿cómo
condenar características
si de drogadictos gente
ha encontrado felicidad?
Si los errores nos enseñan
y los defectos pueden ser
fortalezas, entonces ¿cómo
clasifico a mi pareja?
¿Cómo sé a quien quiero?
Y con las amistades
claro que no pasa. Porque...
no sé. Porque es más
amplia. Dos personas más
amplia. Porque no nos
preocupa tanto el desecho.
Yo creo que hasta porque
nos cuesta menos señalar,
porque será menor el
contacto y por lo tanto
menor la condena a
tolerar actos, imbecilidades.
En vez nos reímos, qué
gracioso, se vuelve emotivo,
un chiste. Qué buen
amigo.
Compartimos momentos,
no somos realmente
necios, y si lo somos,
lejanía y olvido, problema
resuelto. El corazón se
cura solo porque no se
amarró, porque le es
más sencillo revocar los
buenos momentos apoyándose
en los malos.
Y al fuckin' amor,
hay que estarle recordán-
doselos. "Se acabó por lo malo,
lo bueno no superó". ¿Y de
dónde vienen las malditas
cadenas que me atan a
ella? De mi.
Que me gusta pensar
en ella, en lo que me
dio. Ahora que no la
tengo
que tolerar, que
no le debo nada
puedo darme el lujo de
extrañarla...
Ya nadie se compromete a extrañar. A pensar lo que quiere, marcar pauta, plantar posición y mantenerla ante piernas carnosas, nalgas firmes y cerebros interesantes.
Todos asumen. No
extrañar es bueno.
Odio extrañar.
Que se dividan los sentimientos en múltiples colores, pero se clasifiquen en dos signos simplifica la vida; y no deja apreciar ni la dulzura de la melancolía ni la amargura de tener a alguien a quien amar.
lunes, 28 de junio de 2010
Luces sobre lo extraño

Tanto es así que más de un amigo mío envidia mi libertad de despreocupación, lo que significa, al menos dos.
Y puede haber un lector, justo ahora, que diga: "pfff, yo tambien me despreocupo", "una vez tenía..." "y lo que hice fue...".
Hay una notable diferencia, bueno quizás sutil, pero definitivamente importante diferencia entre temer a perder un amigo y no querer perderlo.
Extrañar y desear acortar distancia. Extrañar y preguntarse ¿por qué no acortarla?
Para mi extrañar no es malo, tampoco digno de ser evadido, de modo que no lo evado.
miércoles, 23 de junio de 2010
así que practiqué Escritura Espontánea
En bachillerato, en mi cuaderno de matemáticas, en algún momento, uno de esos en los que me caía de la nube de que Ariadna me paraba, iba a las últimas hojas y empezaba a escribir lo que Bruce Willis me enseñó en Sexto Sentido. Escribir, escribir y escribir sin pararme a pensar lo que estaba escribiendo.
Empezaba por lo que fuese, por lo que pasase por mi mente, y poco a poco iba divisando palabras acerca de sentimimentos, represiones, impresiones, juicios, gustos, posibilidades, entendimiento, locura para alegrarme, querer, odio para relajarme (afincaba más la letra =D). Cuando salía alguna frase que daba en el clavo, sentía como el peso se desamarraba de mi pecho, se volvía aire tibio que viajaba a mi garganta, se me escapaba en el aliento y ahí quedaba, plasmado.
Ese instante es como flotar en suma satisfacción.
Era relajación, por lo que se puede enterder en primera instancia. También era orgullo. Orgullo de tener la capacidad de sentir algo que dentro de ti es tan abstracto, que se mueve, sofoca, y luego escribir alguna frase organizada para dejar constancia fiel acerca de lo que pasó, dentro de ti. Simplemente acercarse, minimizar el error.
Ahora. En otro país, lejos de casa y de las personas con las que estoy acostumbrado a vivir, en un sitio donde no hay familia sino un futuro brillante, donde hay aprendizaje a borbotones, otro idioma, éxito, me encontré en un día apático y en un bloc cuadriculado. Me encontré en un bloc cuadriculado, con hojas parecidas a las de mi viejo cuaderno, ecribiendo el post anterior.
Y al terminarlo, en la pagina anterior, escribí luego lo siguiente:
Tengo mi trabajo adelantado, y un bloc de cuadros en el que me fascina escribir. Así que escribo.
En momentos como éste de repente me pega un impulso por dejar registro de lo que estoy sintiendo. Ahora que lo pienso, o que hurgo en lo que estoy sintiendo me doy cuenta que es algo muy turbio, y escribiendo lo aclaro. Mala suerte si esto apesta, algún día no lo hará.
Quizás lo que me esta pasando es lo que le pasa a las personas cuando detienen el hábito de fumar. Estoy limpiando mi sistema, y en el proceso sudo frío, la cabeza me da vueltas y la mayor parte del tiempo no sé sobre qué estoy escribiendo, aunque sí sobre lo que leo. Quien lo piense bien notará lo tortuoso que es esta situación para mi. ¿Por qué? Porque quiero escribir.
En medio del trabajo, entre el llenado de formas jerárquicas llenas de equipos que me llaman la atención, empiezo a encontrar mi calma escrita, insitada por este magnífico bloc. También la pluma con la que escribo hace el proceso más atractivo. Me gusta la imagen.
Ahora pienso que hablando de nada me empiezo a divertir.
E insisto en que es nada para huir de alguna etiqueta, tratando de hacerme inmune al lector. Y quizás se trata de vulnerabilidad precisamente, de no tener miedo a dejar conocer lo que me gusta, más allá de lo tonto del tema: no es eso. No me parece que escribir sobre algo "tonto" sea tonto, me parece que escribir sobre nada es tonto. No tener asunto.
Por ejemplo, ¿qué asunto le pondría Verónica a uno de mis escritos? Si alguien le preguntase: ¿y de que habla? ella pudiese resumir. O cualquier otra mente. Cualquiera. Quiero universabilidad de lectura en mis escritos, un argumento claro, debatible. Y siempre me consigo ampliando mi mente un poco más... ¡Qué desastre!
martes, 22 de junio de 2010
de No Me Hallo a lo siguiente,
Y para ello hay que leer...
Todo converge en el leer. Ahí creo encontraré a esa mente. Y abandonaré la soltería para siempre.
Creo que puedo hallarme en el conocimiento porque es universal. Porque Brayton fue un solo hombre, y su ciclo es único, y existen los que lo conocen y los que no; y luego los que lo entienden y los que no.
Quiero conocerlo hasta poder hallar la analogía en hervir una papa.
Resulta que creo puedo hallarme empujándome a leer y conocer sorprendiéndome a mi mismo. Sorprendiéndome a mi mismo.
Por lo que dices llego a pensar que estás igual de perdida que yo. Pero fíjate, hubo algo tuyo que me hizo querer encontrarme, en un reflejo de lo que haces. Quisiera yo escribiese como tú. Poder expresar mis ideas y arremeter las tuyas. Llegar en mi mente donde pueda combatir contigo, llevando las armas que quiero llevar. Sólo así estaré tranquilo del resultado de la batalla.
Lo suelo decir: "me gusta leer". Y la verdad es que aún no me doy cuenta de que me gusta, me encanta.
Me intimida tanto todo lo que está escrito.
jueves, 17 de junio de 2010
No estoy viviendo ni en Nueva York ni en Venezuela.
No vivo ni en Caracas ni en Nueva York, porque vi en la foto de mi universidad el regocigo de ver el partido juntos. Y a nosotros igual como que no nos interesa.\\
Ni aqui ni allá, cuando en la mesa frente al baño, en el piso 2, en el edificio 4, me quedo con el emparedado de salami con pechuga de pavo, viendo nada, pensando todo.
Y éste será uno de los viajes ¡más excitantes de mi vida!
Ya empiezo a saber por qué. =)
martes, 1 de junio de 2010
La Planta le ganó a mi Mente. ¡¡Genial!

Hoy fue mi primer día en la Planta.
Estoy hiper cansado y emocionado a la vez. No tengo mente para escribir, pero no quiero perder esta oportunidad...
Mencionaré,
Llegada matutina, ingresamos con las tres tarjetas. ¡¡Emoción de que tengo una tarjeta!!
Los mega edificios de paredes metálicas, las cuatro chimeneas coloridas.
Conocer a los otros cinco estudiantes que comenzaron ese mismo día.
Desayuno completo (mapple syrup), charlas, uniformes y documentos.
Amabilidad de las personas, soy el único extranjero de los pequeños.
Varios reaccionaron con una sonrisa al escuchar mi proveniencia. Venezuela.
Libertad, seguridad, así que hay que ponerse los cascos en todas las areas. También los lentes.
Comienza el viaje, los dos edificios, primero el diez.
Salas de control, bellezas rotativas, altas alcantarillas, plástico en mis oidos.
Historia. Carbón en polvo.
Piso elevado, en altitud y temperatura.
El techo. ¡Ohh!
El techo...
¡La ciudad! ¡Ohhh!
¡¡La ciudad!!
La brisa y una foto inapropiada, mal tomada.
El piso del techo era un poco acolchado, casi imperceptible hasta que lo pisas.
Broma en el ascensor. No fue tan buena...
Vamos al otro.
Mi piso.
Mi cubículo.
Regalos de oficina, un vaso térmico.
Una señora como instructora inicial, es Nicaragüense y ¡muy amena!
Baño pulcro, té disponible, nevera y demás.
En el otro piso una breve narración de lo que fue aquella sala de reunión.
Instrucciones,
despedida.
Llegué aboslutamente cansado, pero me costaba no sonreír.
Disculpa memoria por dejarte las sensaciones a ti.
Pobres imágenes, que no hacen justicia...
Registro burdo.